Oímos hablar de él muchas veces, pero quizá no lo conocemos a fondo. La Toxina Botulínica ha sido durante años nuestro aliada en los tratamientos estéticos antiedad. Su precio y su facilidad de aplicación lo hacen muy popular.
La Toxina Botulínica de tipo A es una neurotoxina producida por una bacteria. Se utilizó por primera vez en los años 70 para tratar el estrabismo. Desde aquello se ha seguido utilizando para numerosas aplicaciones terapéuticas y procedimientos estéticos.
Su propiedad principal es la capacidad de relajar los músculos sobre los que se aplica. De ahí su uso principal como para la corrección de arrugas faciales. Aplicando una pequeña cantidad en el lugar apropiado se reduce las líneas de expresión en el paciente.
Su aplicación es mínimamente indolora y no requiere del ingreso del paciente ni de su paso por un quirófano. Las arrugas dinámicas más populares sobre las que se aplica son las del entrecejo, la frente, las patas de gallo…
La Toxina Botulínica inhibe el impulso nervioso del músculo y tensa la piel. En estas sesiones no se requiere anestesia ni se provocan heridas ni cicatrices.
No se trata de un proceso definitivo y es reversible, ya que los efectos duran entre unos 4 0 6 meses, según cada paciente. Lo ideal es realizar dos sesiones al año como máximo por zona para que el cuerpo no reaccione contra la toxina.
Otro de los usos que se ha popularizado últimamente es el relacionado con la sudoración excesiva. Se realiza una aplicación localizada en la zona afectada y su efecto puede durar hasta 8 meses mejorando sustancialmente la calidad de vida del paciente.
No dude en consultarnos para ofrecerle la mejor opción de tratamiento. Recuerde que también realizamos otro tipo de terapias como fotoled, eliminación de manchas, radiofrecuencia, hilos tensores, rellenos de ácido hialurónico…
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