El hilo dental no es, ni de lejos, un invento moderno de la higiene. Hay evidencias de que a principios del siglo XIX, algunos odontólogos lo recomendaban para higienizarse los dientes. No obstante, no fue hasta 1882 cuando el invento llegó al gran público gracias al lanzamiento de la empresa Codman & Shurtleft, aunque en 1898 fue la empresa Johnson & Johnson Corporation quienes recibieron la primera patente para la fabricación de hilo dental.
Hoy en día, el hilo dental se ha convertido en una herramienta fundamental para la higiene bucal, compaginándolo siempre con el cepillado habitual. En Clínica Bajo solemos recomendar su uso, y por eso hoy queremos hablar sobre los diferentes tipos de hilos dentales que nos podemos encontrar en el mercado.
¿Cuántos tipos de hilo dental existen?
Hilo dental. El más habitual y el que todos conocemos. Tiene una superficie redondeada y se utiliza en espacios interdentales normales, es decir, que no sean huecos demasiado grandes.
Seda dental. En este caso podemos encontrarla con cera o sin cera y su superficie es plana, está indicado para personas con huecos interdentales más grandes de lo habitual.
Super Floss. Se trata de un hilo específico para puentes fijos y aparatos de ortodoncia. Se diferencia del resto en que tienen un segmento rígido para poner en el aparato o el puente, un segmento esponjoso para eliminar la placa bacteriana y un segmento sin cera para el resto de los dientes.
El hilo dental, sea de un tipo u otro, dependiendo de nuestras necesidades, nos ayuda a acceder a lugares en los que el cepillo no puede llegar. Si lo utilizamos asiduamente, y de manera correcta, conseguiremos una mayor higiene bucal. En Clínica Bajo siempre aconsejamos incorporar el hilo dental a nuestra rutina de higiene para así prevenir complicaciones a corto y largo plazo.