La forma de nuestra boca o la colocación de los dientes pueden influir directamente en nuestra salud. La manera en la que nos alimentamos, dolores de cabeza, respiración… Son muchos los factores conectados a la mandíbula y, sobre todo, al tipo de mordida que tengamos. Eso sin mencionar la parte estética, fundamental para muchas personas y determinante a la hora de aplicarnos tratamientos de ortodoncia.
Podemos decir que una buena mordida es aquella en la que las arcadas encajan a la perfección. Es decir, cuando los dientes y las encías están en consonancia las unas con las otras. Cuando tenemos una mala mordida, no solo hablamos de dientes mal colocados, también tiene otras consecuencias como dolores de cabeza, acumulación de restos de comida, dolor de cuello o espalda, etc.
El tipo de mordida y su influencia en nuestra salud
Hoy en día se estudian y clasifican los tipos de mordidas dependiendo de varios factores, aunque a grandes rasgos podemos diferenciar 5: sobremordida, submordida, mordidas abiertas, mordidas cruzadas o mordidas cerradas.
Un ejemplo claro sería aquella persona a la que se le sobresale el maxilar inferior sobre el superior, provocando cierta incomodidad cada vez que se alimenta. Por suerte para nosotros, la medicina sigue avanzando a pasos agigantados y hoy en día contamos con muchas soluciones asequibles, fáciles y efectivas para mejorar y perfeccionar las mordidas. Eso sí, un buen diagnóstico es fundamental para lograr nuestros objetivos rápidamente.
Si quieres mejorar tu sonrisa y con ella tu salud, no dudes en visitar Clínica Dental Bajo, en el sur de Tenerife, para así recibir el mejor diagnóstico sin ningún tipo de compromiso.